jueves, 3 de noviembre de 2011

Se va un pedacito de lo que disfrutamos hoy

El miércoles falleció Manolo Casado, alguien que resultará bien conocido para quienes pertenecéis a la familia del balonmano navarro desde hace algunos años, pero que seguro que los más jóvenes no saben quién era. Manolo fue presidente de la sección de balonmano del club navarro Oberena, que militó en División de Honor Femenina en los años 90. Además, era el padre de una de las jugadoras de ese equipo, Marta. En la foto, lo tenéis de pie, el segundo por la izquierda asomando la cabeza.
Evidentemente, lo primero es mandarle un beso fuerte a toda su gente, que además es una especie de familia balonmanera. Marta, Gema, Javi, Juan Carlos... No quiero dejar pasar esta oportunidad para acordarme de algunas personas que hicieron, sin saberlo entonces, historia en nuestro deporte, el balonmano, en Navarra. Ahora disfrutamos de un sueño precioso con Itxako, pero aquella fase de ascenso en Arrosadía y las mañanas de domingo en Oberena viendo a las mejores del momento también tuvieron mucho encanto.
Decir que aquel Oberena de Jose Garayoa fue el germen de este Itxako sería mentir, quedaría romanticón, pero no sería cierto. Aquel proyecto de Manolo Casado nada tenía que ver con el que hoy lidera Miguel Bujanda, pero sí es cierto que fue un primer paso adelante del balonmano femenino. Por entonces, sólo Lagunak, CBN y Oberena peleaban entre las mejores en los clubes femeninos navarros, por lo que esa primera piedra es justo que sea reconocida hoy que la tristeza de una pérdida me hace recordar.
Manolo, Marta, Idoia, Itziar, Jose, Esther, Chema, Blanca, Ainhoa... Muchos nombres que peleaban entonces por estar, por sobrevivir entre las mejores, pero que también nos hicieron disfrutar mucho en los helados mediodías de aquella pista que tantas rodillas se llevó por delante. Al final, tenía su gracia que aquel grupo de chavalas, casi todas de casa, aguantaran dos temporadas entre las más fuertes del balonmano. Me gusta mucho que hoy Andrea sea la capitana del actual Itxako, porque sirve de enlace entre el presente y el equipo pasado en el que su hermana jugó.
Poco más, necesitaba plasmar los recuerdos que me ha traído a la cabeza la marcha de Manolo y espero que sirva para que los más jóvenes sepan un poquito más de cómo las cosas que hoy disfrutamos siempre suelen tener un inicio, a veces, desconocido.

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