viernes, 6 de agosto de 2010

Más marrones para los árbitros

En un verano atípico desconectado en buena parte del mundo balonmano, ayer me pusieron al día de un par de reglas de juego que cambian de cara a la nueva temporada. Y no sé si mejoran el espectáculo, pero seguro que meten en mil marrones a los árbitros, eso es lo único sobre lo que no tengo dudas.
Las reglas en cuestión son las siguientes. La primera habla de las jugadas de contraataque en las que atacante y portero chocan buscando un balón. Habitualmente, el atacante no tiene noción clara de dónde está y si viene el portero, que sí que tiene mayor perspectiva de la situación de la jugada. Por esto, los rectores de nuestro deporte han decidido que en ese tipo de jugadas, si hay choque, pase lo que pase con el balón, se descalifica al portero.
Hacen responsable al guardameta de ese choque por su ventaja de conocimiento de la situación. Puede ser acertado o discutible, pero lo único seguro es que los porteros van a salir mucho menos y que, al principio de temporada, habrá más de una “movida” que tendrá como paganos a los árbitros, dificultándoles un poco más la complicada labor de dirigir y llevar un partido.
Pero ahí no queda eso, para nada. Falta lo mejor. La siguiente matización reglamentaria viene dada en las situaciones de invasión de área en labores defensivas. Antes, si el defensor pisaba o estaba dentro de los seis metros, la defensa se castigaba con siete metros. Ahora, según entendí yo, el árbitro deberá valorar la intención del uso del área y si se está más o menos dentro.
O sea, doble mortal arbitral. Si había protestas en el 90% de los siete metros por invasión de área, ahora en el 100%. Lo que vuelve a complicar la dirección de partido para la pareja. ¡Tienen que interpretar cada invasión para señalar siete metros o golpe franco¡ Una locura de labor.
Con estas dos normas, fundamentalmente con la segunda, además, favorecen la posibilidad de que los partidos puedan estar más desequilibrados arbitralmente y generar más suspicacias. Complican la labor del árbitro y le dan más capacidad de decidir sobre el devenir del partido con decisiones no objetivables.
Antes había líos, pero ahora…
Una modificación más. Se puede sancionar disciplinariamente tras conocer el alcance de un lance de juego. Hasta ahora, un golpe que dejara sangrando a un rival podía quedar impune caso de que el árbitro no lo hubiera visto, ahora el reglamento permite tomar la decisión disciplinaria si se ve la consecuencia de tal acción. Ya no hay excusa para sancionar la violencia desmedida.
Con todo esto, al final, insisto, más poder de decisión sobre el partido para los árbitros y más marrones en jugadas de complicada aplicación.

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