miércoles, 4 de noviembre de 2009

EL BALON DE URRA

Comienzo este blog con la idea ofrecer mi opinión sobre diferentes aspectos del balonmano. Mi origen de Pamplona me ceñirá seguro, a veces, a temas cercanos al esta disciplina en Navarra. Sus lugares y gentes me son más cercanos, pero el balón vuela en todos los sitios por igual, por lo que mi mirada irá también a otros sitios.

Para quien se acerque por primera vez hasta mí, me voy a presentar. Me acerqué a este deporte a los trece años (y ya voy por los 34). En mi colegio, los Salesianos, había mucha tradición y mi, por entonces, compañero de clase Javier Tajadura me dijo que si quería jugar.

Ni él se acordará del detalle, ni yo sabré nunca agradecérselo, aunque a él se le daba (así se ha demostrado) mucho mejor que a mí. Desde entonces, mi vida ha ido absolutamente ligada al balonmano. Jugué de chaval y con diecisiete años me llamó Koldo Galo Santamaría para hacerme árbitro. Aún recuerdo la llamada al viejo teléfono de zapateríanuevequinto. Me citó para una primera reunión de contacto y así empecé a arbitrar.

Pasé varios años con el silbato de pista en pista hasta llegar a pitar un par de temporadas en Primera Nacional. Conocí mucha gente, hice amigos, pasé algún mal rato y endurecí mi carácter. Tomar decisiones delante de gente durante hora y media durante bastantes años reafirma la confianza en ti mismo. Fue un buen remedio para mi timidez.

Mi profesión periodística me apartó de las canchas. Los fines de semana trabajo en la radio y eso no es compatible con el arbitraje. Pero el balonmano no desapareció. Mi labor informativa me vinculaba al deporte en el momento en el que nacía el Portland y eso me ha permitido hablar del deporte que más me enamora. Ahora también tengo la suerte de contar cosas del Itxako o Anaita. He viajado, he narrado aquella Recopa de Hungría, la Champions del Palau, la decepción de Montpellier, el mítico partido de Celje o la liga de Ciudad Real.

Pero aquí no acaba mi unión con el balonmano. También he probado los banquillos. He ayudado en el colegio Loyola cuando iniciaban su sección femenina (pude ver los primeros pasos con balón de Nerea Pena) y ahora echo un cable en el Ardoi de Zizur con los infantiles. Y todo lo contado tiene una cosa en común: el balonmano me apasiona. Por eso, os dejo lo que me vaya surgiendo sobre él.

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